Nombre: Paola Gómez
Barletta
Proyecto: 9 LunasPaís: Panamá
Área de impacto: Mujeres Indígenas (Emberá y Gunas), sus familias y comunidades.
Web: https://www.facebook.com/chispasdeamor?fref=ts
Fecha inicio: agosto de 2011
La esencia del proyecto 9 Lunas es mejorar la calidad de vida de
mujeres que viven en poblaciones empobrecidas, rurales y apartadas, dándoles un
valor más allá de lo monetario a su cultura, para que la sigan transmitiendo de
generación en generación, cosa que en Panamá y la región se ha ido perdiendo.
¿De
qué se trata tu proyecto?
Crear cadenas de valor sostenibles que
promuevan el desarrollo de comunidades rurales a través de brindarles trabajos
a las mujeres dentro de su entorno familiar y cultural; creando nexos con los
mercados locales e internacionales.
¿Cuál es su objetivo principal y su público
objetivo?
En esencia, el enfoque del proyecto es
mejorar la calidad de vida de mujeres que viven en poblaciones rurales y
apartadas, no solo dándoles un ingreso sino también un valor más allá de lo
monetario - impulsar su cultura, para que la sigan transmitiendo de generación
en generación, ya que en Panamá y la región se ha ido “perdiendo”. Las nuevas
generaciones prefieren migrar de sus entorno y su cultura en busca de mayores
remuneraciones económicas. En primera
instancia, el grupo objetivo a apoyar son las mujeres indígenas de Panamá
(existen siete grupos indígenas en el país, de los cuales ya he trabajado con
dos, las Emberá y las Gunas). He trabajado bajo un modelo de
negocios incluyente que introdujo la ONG guatemalteca “Comunidades de la Tierra”.
Esto mientras trabajaba en una comercializadora social panameña llamada
“Chispas de Amor” S.A. con fondos de la USAID.
¿Por
qué surgió el interés por este tema y cuál es su relevancia?
Desde muy pequeña he sentido mucha
curiosidad por las diferentes culturas, sus tradiciones, su manera de ver la
vida y expresarse. Es ahí donde empecé a
preguntarme de dónde vengo. Sin mover muchas ramas del árbol genealógico
comenzaron a vislumbrarse orígenes cubanos, italianos, afro caribeños y Ngöbe. Este último es el grupo más grande de
indígenas en Panamá, y también el más empobrecido. Me di cuenta que no sabía mucho de mis
propias raíces, de su cultura y de su futuro en nuestro país. Los Ngöbe
al igual que los otros seis grupos indígenas panameños, tienen mucho que
ofrecer, que cultivar para nuevas generaciones y es a través de su legado y
cultura que podemos encontrar una alternativa para salir de la pobreza.
¿Cómo
ha sido el proceso desde la motivación a la realización de tu proyecto? (breve historia del click al día de hoy).
Como mencioné antes el “click” ocurrió
siendo bastante pequeña, pero fue en secundaria que me involucré más con el
tema y mi tesis de graduación del bachillerato internacional fue el rol de la
mujer Emberá en su sociedad. En el 2009
apliqué a un programa de liderazgo en Praga con la idea de crear algún tipo de
negocio con las mujeres Ngöbe utilizando sus habilidades tradicionales y
artesanales. Al regresar a Panamá – muy
motivada -, me encontré con muchos obstáculos y necesidades personales también.
Pero nunca cesé de compartir mi sueño de trabajar con mujeres indígenas en mi
país para lograr que ellas trabajasen para lograr una mejor calidad de vida, y
continuar cultivando su cultura. En el
2011, una “Life Coach”, colega y fundadora de la comercializadora social
panameña “Chispas de Amor” (que comercializa la marca guatemalteca Wakami), me llamó y me dijo: “Tengo tu
sueño en mis manos…¿te apuntas?” y me ofreció la oportunidad de trabajar
incubando empresas de mujeres indígenas en el área del Darién con fondos de
USAID y el Modelo de Negocios Incluyente desarrollado por María Pacheco y su
ONG Comunidades de la Tierra. Sin
dudarlo me lancé y un año después obtuvimos diseños y productos de nivel
internacional. En ese año tuvimos muchos
obstáculos personales, grupales… todo, pero más aún bendiciones y un
crecimiento enorme. Al irse USAID de Panamá antes del tiempo
esperado, el proyecto quedó en pausa por cuestiones de falta de fondos, pero no
así mi pasión por seguir creando y creyendo en estas mujeres y su legado.
Legalmente,
¿cómo está constituido tu proyecto y por qué?
Hasta el momento el proyecto se hizo a
través de fondos de USAID con apoyo
de “Comunidades de la Tierra” y de la comercializadora de la marca Wakami,
“Kiej de los Bosques”. "Chispas de Amor"
se encarga de incubar empresas, de diseñar y comercializar sus productos
Si
el proyecto está en más de un país, legalmente ¿cómo están vinculados?
El modelo de negocios como tal le pertenece
a María Pacheco y “Comunidades de la Tierra”.
La marca Wakami también es de
ellos, pero los diseños hechos en Panamá que se agregaron al portafolio de la
marca son de "Chispas" y de las diseñadoras, entre ellas yo.
¿Qué
relación tiene el proyecto con el gobierno?
El proyecto como tal se logró sin fondos
del gobierno, pero más adelante sí inscribimos a las artesanas en AMPYME, el
ministerio que se encarga de micro y medianas empresas en Panamá.
¿Por
qué tiene o no tiene una relación?
Claro que todo apoyo monetario es bienvenido.
Esto no es una labor fácil, entre el transporte a comunidades remotas y todo el
proceso de incubación, creación de producto y su comercialización bajo un marco
de comercio justo. Pero es en realidad una incubadora de negocios que debe
sostenerse a través del tiempo cuando ya la incubación ha terminado, y no un
proyecto de gobierno.
Desde
tu perspectiva, ¿consideras saludable estar relacionados con el gobierno?
Por el momento la relación es saludable.
¿Es
la contabilidad un tema importante dentro de tu proyecto?
Muy importante como para los que estábamos
incubando como para ellas. Teníamos que contabilizar desde tiempos hasta
materiales. Cada recurso se volvía imprescindible para mantener los costos del
proyecto, de los productos y los salarios un mínimo de 10% por arriba del
salario mínimo correspondiente a ese rubro.
¿Quién
está a cargo de esto?
La comercializadora, y a su vez las líderes
de la comunidad quienes llevan un papel muy importante y se les da mayor
entrenamiento y seguimiento.
¿Es
fácil obtener dinero por parte del sector privado?
No si uno no tiene
experiencia. Es importante saber cómo se
les va a pedir y en qué momento del año fiscal, ya que muchas empresas privadas
se programan un año antes para las donaciones y aportes que harán.
En
su experiencia, ¿qué rol juega este sector?
En Panamá se ven más las donaciones del
sector privado en ciertos rubros más específicos y puntuales. El hecho que sea con fines de lucro siendo comercio
justo, choca un poco, porque no existe la cultura en Panamá de este tipo de
negocio que involucra un proceso de crecimiento en vez de caridad.
¿Quién
fue el primer inversionista de tu proyecto?
USAID.
¿De
qué manera lo conseguiste?
“Comunidades de la Tierra” en Guatemala había trabajado con ellos
anteriormente y querían expandirse a Panamá.
¿Tu
proyecto es sostenible financieramente?
Se necesitan mínimo dos años para que se
convierta en un proyecto sostenible.
¿Cuál
es el rol y la importancia de los voluntarios en su proyecto? ¿Son vitales para
el éxito del mismo?
Como es de muy bajo costo, más que
voluntarios lo esencial es la participación de practicantes, ofreciéndoles
también a ellos poner sus conocimientos en práctica a la vez de contactarse con
comunidades rurales.
¿Podrías
darnos un ejemplo de cómo el networking le ayudó a lograr un objetivo propuesto
dentro del proyecto?
Este proyecto y mi participación en él se
dieron por networking. Yo compartí mi sueño un año antes y la amiga que me
escuchó me llamó puntualmente para ponerlo en marcha, ya que sabía que era mi
sueño. Ella seguía más con la parte de
comercialización de los productos Wakami.
Todo se dio gracias a que Laura Arosemena, mi amiga, que comercializaba
los productos Wakami, y era quien conocía a María Pacheco quien le ofreció
incubarnos en Panamá (como ella incubaba en Guatemala desde hace 18 años).
¿De
qué manera mide su impacto social? ¿De qué manera presenta resultados y rinde
cuentas a sus inversionistas?
En "Chispas" se medía el impacto basado en
cuántas personas se entrenan, cuántos productos aprendían a hacer, y cuánto de
lo que se hacían eran de calidad de exportación. Esto ayudaba a ver cuánto
ingresos hacían para llevar a sus hogares, dinero que antes no tenían para
apoyar a la economía del hogar. De ahí
se mide como implementan ese dinero en sus familias. En la próxima etapa se debía hacer talle y
peso de los niños, pero por cuestión de fondos no llegamos a esa etapa.